Fidelidad
No hay modo de que el barco no se hunda. Todos golpean desesperados el camarote del escritor, que – completamente encerrado - prefiere ser fiel a su historia y así ha decidido que terminen las cosas. El agua, que ya se acerca a todos por igual, no lo intimida. Le gritan que al menos salve a las mujeres y niños, pero su terquedad ha avanzado tanto como su sordera. Ya se hunden todos, incluso la breve historia que los describe.
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