Paco
Un comentario a cuatro cuadras de donde uno está, tan lejos y tan cerca a la vez, en la verdulería del barrio, viste que lo largaron a Don Paco, el loco del caño, quién hubiera dicho, ¿pero ya pasaron quince años?, cómo puede ser, el tiempo vuela, y la gente que aún se acuerda de lo buen plomero que era, de cómo se las ingeniaba con la guitarra y de la fama de picaflor que bien ganada tenía...mirá vos el loco del caño, tanto tiempo después... volver al barrio, y no sé para qué la verdad porque su familia se fue de pura vergüenza, infierno grande..., ya se sabe, pero un día el tipo volvió con su caja de herramientas y esa increíble habilidad para arreglar todo, desde una gotera -de esas que enloquecen como la de los Sánchez- hasta lo que te imagines, tanto que el señor Sánchez mira el panfleto del barrio a las apuradas y ve Don Paco-plomero, y llama sin pensarlo porque a veces los pliegues de la realidad son tan extraños, como que si elige una verdulería es -por supuesto- la más cercana, son cuatro cuadras hasta la otra... que encima está siempre tan llena de gente y con las señoras chusmeando, y mientras tanto se acerca Don Paco... con sus herramientas tan prolijas donde esconde sutilmente ese caño que lo llevó a los titulares policiales, y los Sánchez tan contentos por terminar de una vez con la gotera, la interminable gotera.
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