miércoles, 14 de mayo de 2014

Instituciones

Se sabe que si el accidente es en Limoges en horas de la mañana, aunque uno no viva ahí sino que esté gastando los ahorros de tantos años para ese viaje soñado con la novia, (para colmo golpeando justo la parte del medio del micro turista con una fuerza inusitada), en un rato estará lleno de ambulancias, policía y curiosos. Se sabe también que si en el medio del caos uno sale como inconsciente y se encuentra caminando a muchas cuadras de allí sin siquiera saber quién es, al rato estará en algún hospital y seguramente la asistencia social tardara poco en intervenir. Porque si fuera en Buenos Aires, donde los accidentes tienen ese sabor local donde tanto se improvisa, no sé...quizá, pero resulta que es pleno Francia, y allá las cosas funcionan, entonces deambular sin saber quién es uno, con un fuerte golpe en la cabeza nos llevará inevitablemente a los brazos de la señora Elda, que hace tanto se enamoró de los galos y se fue a vivir allá y ayuda en estos casos dentro del hospital. Se sabe que si todo eso ocurre, el hospital de Limoges - muy a pesar de la insistencia de doña Elda- a los meses derivará al accidentado a un programa de psicólogos que intentará por todos los medios hacerle recobrar la memoria, porque no es como acá... donde quieras o no todos se conocen, donde por ahí el boca a boca te saca del apuro y tarde o temprano llegás a lo brazos de tu novia, la misma que te acompañaba en el viaje y estuvo dos días internada pero volvió en sí, sabe que es Carolina, que viajaba con vos en ese trayecto de ensueño previo a la boda, sabe que después de la tragedia te buscó sin descanso hasta que entre todos la fueron convenciendo de que ya está, de que el micro con tanta gente adentro y en medio de las llamas bien puede ser un final espantoso pero es final de algún modo. Y entonces reconstruir la vida, sin siquiera sospechar que ese deambulante muchas cuadras más allá del impacto entró en ese circuito de ayuda que un triste día terminó en lo inevitable, en el hospicio, porque tarde o temprano si los programas de los psicólogos no funcionan y el accidentado se pone como ausente y no colabora no hay modo de rastrearle los familiares, ni siquiera a los padres que hacen como pueden ese duelo interminable tantos kilómetros más al sur, y que a pesar de todo ayudan a la antigua novia a reiniciar su vida, porque ya son tres años, Carolina, ya es hora de que lo dejes ir y nos ayudemos entre todos a susperarlo, aunque por favor no nos pidas que estemos ahí en la iglesia y te veamos entrar de blanco, vos sabés, el recuerdo de Fabián es tan lejano pero tan palpable, nuestro querido Fabián, justo sentado del lado de la ventanilla trágica, son cosas que pasan,... y todo por más que milagrosamente una mañana él sí sabe que es Fabián, y lo dice a los cuatro vientos, y relata su historia una y otra vez en un castellano desesperado, pero la gente del hospicio siempre tan escéptica, ya se sabe cómo es ésto..., todos lo días los internos que vienen con una historia y un nombre distinto.

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