miércoles, 28 de mayo de 2014

Culpa

Sí, es muy fácil decirlo pero cuando das el mal paso te quiero ver, sin recursos, sin saber cómo volver atrás, aunque no sé si hablo del tiempo atrás o qué cosa atrás, ahora ya es una madeja de sensaciones y recuerdos incontrolables que empieza con ese instante cotidiano en que repentinamente ves que la niña viene corriendo demasiado rápido y el micro en el que vos vas también avanza como descontrolado, y todo puede terminar en tragedia pero gracias al cielo ella frena a tiempo y en realidad te das cuenta de que iba hasta la ventana de la camioneta de su papá que la ha ido a buscar a la escuela, y todos tranquilos, demasiado cerca de la calle pero todos tranquilos. El chofer que ni se da cuenta de semejante cercanía con el desastre, mientras vos sufrís en soledad, él pone el guiñe, dobla a la izquierda y nuevamente este lado de las cosas bien, como si nada hubiera ocurrido, pero ya sabés cómo es todo ésto, es fácil decirlo pero cuando das el mal paso te empieza a incomodar la historia de lo que pudo haber sido, y no te deja en paz la sola posibilidad del gentío y los vecinos alrededor de la niña, el padre desencajado de llanto y el chofer del micro mudo y pálido, mientras en el micro todos gritan y se bajan por la desgracia, y esa pequeña vida que se apaga demasiado rápido, para después quejarse todos de los choferes inconscientes y ver cómo inútilmente llegan las ambulancias..., pero te controlás, reflexionás y te ves otra vez bien, sentado, en el recorrido normal, en ese costado de la vida donde algo de sol entra cálido por tu ventanilla, donde nada pasó y el chofer sigue como autómata su recorrido tantas, tantas cuadras más allá… y por la noche confesarle a tu esposa esa historia espantosa que salió de tu mente mientras ella te mira con esa cara de “no cuentes esas cosas frente a los chicos”, hasta que por fin parece que se acaba el día, besás en la frente a tus hijos en la cama, ya no permitís que esa otra posibilidad te torture, y tratás de que la televisión haga el resto con tu cansancio. Pero el mal paso lo da cualquiera, entonces al otro día si no estás bien ordenado y en tus cabales te aterroriza tomar ese mismo micro que pasará por ese mismo lugar, y si no te concentrás con toda tu alma puede ser que estés colaborando para rozar las cosas que salieron mal. Y ves venir el micro, y saludás a los otros que lo van a tomar con vos, y tocás tu billetera y el llavero en el bolsillo, cualquier cosa para sentirte acompañado de personas y cosas en este sólido lugar de tu vida donde nada ocurrió, aunque sabés que si esa historia no te dejó en paz y te persigue hasta el día siguiente bien puede pasar que al llegar al lugar todavía esté el desvío que dejó la policía, el cartel de duelo en la escuela y alguna que otra mancha en el asfalto, mientras notás que el chofer disminuye la velocidad por respeto y vos te morís de culpa y alguno que va en el micro comenta de lo irreparable, del destino, del espanto.

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