viernes, 27 de abril de 2018

Él



 Ya pagaron la fianza, pero debe haber algún error.
 Ahora estoy esperando en la estación de trenes. Hace mucho frío. Me imagino que iré a casa de mis tíos en el Chaco, y debo  calcular bien los gastos, porque estoy con muy pocos ahorros.
 Preferiría no pensar en nada.
 Cada segundo que pasa, menos lo creo..., aunque a veces  también dudo de mí mismo.
 Invariablemente repaso todo desde el principio,  para encontrarle a todo esto algún sentido.
 Empezó hace dos semanas, cuando volví por la noche de la  facultad.
 Entré  a casa, como siempre, y lo vi. Pensé que era algún  amigo de  mi  hermano, y lo saludé cordialmente.  Pareció  incomodarse, pero  devolvió mi saludo con un ademán suave. Tenía  una  bufanda marrón  y un sobretodo negro, y no pude distinguir bien su  cara. Eramos bastante parecidos en tamaño y altura.
 La cena fue bastante incómoda. Todos estábamos un poco distantes por  aquella nueva presencia en la casa, y preferí no hacer  preguntas.
 Luego de un rato de televisión, me fui a dormir.
 Sus maletas estaban en mi cuarto y nuevamente opté por no  hacer preguntas. Me puse a leer un rato; unos momentos más tarde  entró mi madre con él a la pieza. Me molestó que no golpeara la puerta, como siempre hacía, pero tampoco dije nada.

 - Será sólo por unos días...- dijo, aunque no supe bien a  quién le hablaba.

 - Perfecto- contestó él, sin darme tiempo a nada.


 Di vuelta hacia el lado de la pared, y tapándome con las  frazadas me dormí.
 Había en su comportamiento cierta confianza desde el  principio, pero  todos en casa parecían sentirse a gusto con él.  Esa  noche preferí quedarme a dormir en lo de un amigo, y no avisar nada  en mi  casa. Pensé que de ese modo se preocuparían un poco  más  por mí.
 Mi  amigo pasaría ese fin de semana largo en su estancia en  las afueras y decidí irme con él unos días.
 La estadía en la estancia se prolongó un tiempo, y eso fue mejor para mí. Cada tanto hablaba a casa, pero al cortar invariablemente sentía una sensación extraña, como de distancia en el trato.
 Pero preferí no pensar en eso. Me aliviaba mucho saber que  sólo sería  por  unos días, y que en poco tiempo todo  volvería  a  la normalidad en mi hogar.
 Pasaron cinco días, y volví.
 Habían  cambiado la cerradura; eso me fastidió  bastante.  Toqué varias veces el timbre, y vi a mi hermano hablando por teléfono a través  de  la ventana. Preferí esperar a que  terminara,  porque supuse que si no interrumpía su charla para abrirme, sería  seguramente por algo importante.
 Siguió hablando, y cada tanto me miraba.
 Le hice una seña para que me abriera, pero parecía no notarlo.

-  Vamos,  déje  de molestar...- me dijo el  oficial  de  policía tomándome del brazo- ya tenemos varias denuncias de esta casa.

- ¿Qué pasa...?- le pregunté, tratando de zafarme.


 El  agente me apretó con más fuerza, y miró a su  ayudante  como dándole una orden. El otro abrió la puerta de atrás del patrullero y entre los dos me obligaron a entrar, sin darme explicaciones. Por alguna  estúpida razón no dije nada, y opté por llegar a la  seccional para aclarar todo.

- Es éste ?- preguntó el agente a mis padres, que esperaban en la seccional.

- Sí...- contestó seriamente mi padre.

 Mamá  estaba como shockeada por toda esa situación. Yo, en  cambio,  ya  estaba  más tranquilo y sonreía  aliviado,  porque  era evidente que todo se solucionaría en instantes.
 Permanecí en silencio.
 Me trasladaron a una celda cercana, y hasta me pareció  divertido, porque yo nunca había estado en una.
 Desde  ahí pude escuchar el relato de mi madre, ya un  poco  más tranquila, al oficial que le tomaba declaración:

-  "...y de repente apareció en nuestra casa. Al  principio,  por consejo de la policía, lo tratamos como si nada ocurriera, porque corríamos el riesgo de que fuera un sicópata..."

 "  Claro,-pensaba  yo en la celda-, el tipo estaba  loco...  Mis viejos actuaron muy bien... prefirieron no decirnos nada para  no crear pánico en casa"


 Mamá continuó explicando:

-  " Unos días después, repentinamente se fue a una  estancia,  y ahí decidimos cambiar la cerradura. Bueno...el resto usted ya  lo conoce."

 Alguien pagó la indemnización, y pude salir.
 He intentado volver a casa, pero en la puerta hay un  patrullero de la policía, custodiando todo el tiempo.
 Ahora estoy acá, en la estación de trenes. Me voy al Chaco, a casa de unos tíos.
 La verdad es que estoy preocupado...
 Debe haber algún error.

No hay comentarios:

Publicar un comentario